OSCUROS PECADOS
SERIE SECRETOS PELIGROSOS NOVELA 6
SERIE SECRETOS PELIGROSOS NOVELA 6
No sabía cómo, sí sabía por qué, pero el cómo era completamente desconocido. Santiago estaba en medio de aquel shock extraño por la explosión, que lo había mandado contra una de las paredes del barco, cuando sintió como si le estuviera corriendo lava por las venas.
A Mateo le dolía todo, absolutamente todo. Tenía recuerdos muy borrosos y pesados de lo que había sucedido, como si hubiera estado borracho todo el tiempo. Sentía el cuerpo frío y tenso, y aquel mareo insoportable de que se estaba moviendo sobre algo pero no sabía qué.
A Santiago le dolía hasta pensar y eso era decir mucho, pero a medida que aquel avión iba descendiendo en Mónaco, era como si su cabeza se fuera aclarando. Abrió los ojos y se incorporó, llevándose instintivamente una mano al pecho, pero por increíble que pareciera, aquel sitio donde le habían incrustado el “robot vital” o como quiera que lo llamara Mateo, era el que menos le molestaba en todo su cuerpo.
Lo más espectacular de Katherina Orlenko era, sin dudas, que no se molestaba en disimular lo loca que estaba. En todos los aspectos se veía como una mujer autoeducada, eso era innegable, porque hay una pequeña distinción entre la gente que ha nacido en cuna de oro y los que se han educado a sí mismos a fuerza de voluntad, y era muy fácil notar que la mujer era uno de ellos.
Santiago ni siquiera era capaz de ponerle un nombre a aquello: cansancio, aletargamiento, depresión. Lo único de lo que estaba absolutamente seguro era de que no veía una luz al final de aquel camino. Todo lo que podía recordar de su vida adulta, o al menos todo lo que valiera la pena, tenía que ver con Mateo. Lo extrañaba hasta el infinito, y no importaba cuánto tiempo pasara, simplemente no era capaz de atravesar la puerta de aquel departamento.