LO QUE NOS PERTENECE
Hay cosas en la vida que vienen y se van, instantes que se desvanecen como el eco de una melodía lejana. Pero hay otras que permanecen, que nos construyen, que nos pertenecen incluso cuando el tiempo intenta arrebatárnoslas.
Hay cosas en la vida que vienen y se van, instantes que se desvanecen como el eco de una melodía lejana. Pero hay otras que permanecen, que nos construyen, que nos pertenecen incluso cuando el tiempo intenta arrebatárnoslas.
La vida es un baile entre lo sublime y lo absurdo, una obra de teatro donde el drama y la comedia comparten el mismo escenario. A veces, las cosas no salen como queremos, los planes se desmoronan, el amor se va sin despedirse, y el mundo parece conspirar en nuestra contra. Pero en medio del caos, hay un antídoto infalible: el sentido del humor.
Hay hilos invisibles que algunos saben mover con precisión. No se ven, pero se sienten, tensándose en el pecho, envolviendo la mente con dudas, moldeando las emociones como si fueran arcilla en manos ajenas. La manipulación emocional no grita, susurra. No golpea, pero hiere. No ata con cadenas visibles, pero encierra en cárceles donde la culpa y el miedo son los carceleros.
Vivimos en tiempos donde todo parece efímero, donde la profundidad ha sido reemplazada por la inmediatez y las conexiones se miden en "me gusta" en lugar de miradas sinceras. En un mundo donde la imagen lo es todo, ¿qué queda de lo auténtico?
Nos pasamos la vida buscando un propósito, como si fuera un tesoro escondido detrás de alguna puerta secreta. Creemos que un día, sin previo aviso, lo encontraremos escrito en el viento o en el brillo de una estrella fugaz. Pero el propósito no es un destino al que se llega, sino un hilo invisible que vamos tejiendo con cada paso, con cada latido, con cada mirada que damos al mundo.