AMADOS DOS. 2

Escrito el 28/08/2024
DAYLIS TORRES SILVA



Me he enfermado del sueño, de la risa,
de las tardes agónicas del martes,
del adiós al umbral de la cornisa,
de los pérfidos fines de mi arte.

Me he enfermado de cursi y “perretosa”,
de los besos de Judas y dejados,
de la firme catarsis de tus rosas,
de los gritos de piel amordazados.

Me he enfermado de ti, de tus rabietas,
del águila al balcón de las mañanas
de la sed, del espasmo, de la duda.

Me he enfermado del hilo en tu silueta,
de las cruentas verdades y las ganas
del cataclismo de mi Yo desnuda.



Caótica, insumisa, absurda y detractada
mi posición austera de fémina dichosa,
cocino divertida la salsa de tus rosas
con las tradicionales torpezas de casada.

Al fondo canta un soplo de duda atelonada
sobre las zaharandajas de letras amorosas,
y a tu canto regalo mis ironías de moza
cordial y reverente (jaja): disciplinada.

Pero adicta recorro tu fiesta de sabores
desahuciando los mitos de mis rojos pavores,
y fraguando la imagen de niña candorosa.

Metamorfa y festiva recreo habilidades,
y someto a tu lengua mis sobrias cualidades
bajando a la cocina mi sordidez de diosa.



Martes del carnaval de tu visita
de otra noche al abismo de mi cama,
sórdida la alegría con que clama
mi boca por tu boca pequeñita.

Martes de carnaval que te despierta
en vísperas de ausentes navidades,
y el trayecto fatal entre ciudades,
y la ventana adiós… y adiós la puerta…

y la llave a la izquierda regresando
sin tu incólume estirpe de viajero…
Y otro año viejo que nos va olvidando

sin castigo posible al mensajero…
Y esta distancia que se va gritando…
Y tu risa de ardiente sonajero.



La noche, atormentada del drama vespertino,
se fragmenta en inquietos saludos familiares,
en famélicas charlas de rezagos biliares,
mientras tu boca inquieta seduce mi destino .

La noche va rogando su pedazo de suerte,
junto a las acrobacias risibles del evento,
y el camuflaje listo, y el mudo esparcimiento,
y los dos vegetando de temblorosas muertes.

La noche en otros nervios, se anuncia distendida,
cabalística, urgente, sublime y divertida,
dicotómica sufre: decente y maliciosa.

La despides mordiendo sobre un vestido rojo
y son niñas traviesas las niñas de tus ojos
y la noche se viste de aciaga mariposa.



Pasas con ese gesto de ausencia compensada
que se arroga las horas y descuenta los días,
y dibuja horizontes al borde de la almohada,
y es espera, esperada ¿te espero todavía?

Pasas con la sonrisa de la fuga consciente,
del trabajo, del alma, del amor retenido,
para dar con la gracia remota del ausente,
del beso renovado, supuesto, estremecido.

Pasas acuchillando la brevedad del rito,
confirmando nostalgias de mi temor escrito,
para morder al tiempo la ilusión del detalle.

Y te vas, oh, mi absurdo de Sísifo y de roca,
soplando una quimera de encuentros a tu boca,
te vas, dejando adentro los fríos de la calle.