CAPÍTULO 1. Bajo el signo de la noche

Escrito el 25/08/2024
DAYLIS TORRES SILVA

2

PRIMER CAOS. EL SACRIFICIO

Campamento stark en algún lugar de Noruega.

Invierno.

 

_ ¡No puedes cometer semejante locura! _ Brago la reconvino, pero ni su exaltación ni la de Maureen habían conseguido hacerla desistir de su empeño.

La verdadera batalla estaba afuera, lejos de los centinelas del campamento y más lejos aún de la protección constante de los oficiales stark. Ella era necesaria allí donde su participación podía significar una diferencia entre el número de muertos y el número de criaturas que regresarían a casa a celebrar el cumplimiento de una misión. Ya no podían seguir manteniéndola al margen de unas circunstancias que ella misma había desatado.

El día en que Ius le había hecho leer la Memoria Histórica frente al Concejo, Lara había puesto toda su confianza en la criatura equivocada, había escuchado a Dominic, desestimando por completo las advertencias de Evan de que debía guardar silencio, y le había revelado al regente no sólo los orígenes de su raza, sino también la forma de extenderla sobre la tierra.

Ahora debía asumir las consecuencias de aquel error. No podía permitir que nadie más se sacrificara tratando de cumplir una tarea que le estaba destinada solo a ella. Además, ya era tiempo de ver a Craig cara a cara otra vez.

_ No quiero que sigas preocupándote, Brago. _ le dijo con acento suave y persuasivo _ Este paso es necesario, ya escuchaste a Moyra. Debemos recuperar ese libro y por nada del mundo quiero perderme mi propia fiesta.

_ ¡Sigue siendo una imprudencia! _ se quejó el hombre.

_ Aunque lo sea, hace falta toda la ayuda posible. Evan no logrará encontrar ese trasto viejo por sí solo, ya sabes lo inútil que es todavía leyendo. ¡Hasta Evelett lo hace mejor que él!

El Primer Oficial sonrió con un atisbo de condescendencia paternal: Lara era demasiado testaruda.

_ Serás una preocupación para el resto del destacamento. ¿Cómo es que no lo entiendes? Todos deben enfocarse en proteger a Evan para que pueda encontrar el libro, pero si tú participas todos se preocuparán por protegerte a ti, eres la Madre. Evan pasará al instante a un segundo plano. ¿Acaso estás buscando que lo maten?

Lara fingió valorar la idea por un momento, de todos era sabido que sus sentimientos hacia Evan no eran todavía los mejores, y Brago le pegó en un hombro con torpeza por aquella falta de seriedad.

_ ¡No! ¡Claro que no deseo que lo maten! _ terminó por decir _ Precisamente por eso no debo faltar a esta misión, debo cuidar de él o terminará en una mazmorra de Craig. ¡Vamos, Brago! ¿Qué puede salir mal? Tenemos información precisa sobre la cámara en la que guardan lo que buscamos y todos los miembros del destacamento conocen la mansión como la palma de su mano. Estaremos bien.

_ ¡Ellos sí! Pero tú eres la única que me preocupa, muchacha. _ le acarició el rostro con una ternura que nadie hubiera imaginado pudiera ser expresada por aquella mano gigantesca _ No podemos perderte. Si te capturan desatarás la guerra más sangrienta que se haya visto en nuestra historia, porque sembraremos el mundo de cadáveres de craig si eso es lo que se precisa para traerte de vuelta.

La chica sonrió con agradecimiento y su rostro se ensombreció. El stark era por lo general serio y adusto en su trato hacia ella, pero desde su llegada a la casa de Moyra se había encargado personalmente de su protección, enseñándole la disciplina, el respeto y la organización que reinaba en una sociedad de fugitivos.

Lara no tenía un amigo más fiel y sincero que él, pero ni siquiera en honor a esa amistad había estado dispuesta a ceder en su determinación de integrarse a la escolta de Evan.

_ Lo sé, _ contestó _ pero nada de eso será necesario. Debes confiar un poco más en el entrenamiento que me has dado, he crecido desde la primera vez que me tiraste de un árbol por no saber ocultarme.

 _ Deberías escucharla. _ la voz sonó ronca y profunda a sus espaldas, pero ni Lara ni Brago se sorprendieron.

Era usual que Khan se presentara de aquella forma silenciosa y fantasmal. El tigre siempre estaba cerca y disfrutaba del respetuoso temor con que sus apariciones eran acogidas, incluso por los mismos stark.

Desde hacía un año su figura parecía haberse robustecido y muy a menudo Lara lo regañaba por la forma desmedida en que solía comer; pero Khan adoraba la caza y no se podía matar solo por el puro placer de matar. La parte del adiestramiento de la chica que había corrido a su cargo había incluido numerosas cacerías, y tenía plena conciencia de su destreza y absoluta confianza en sus habilidades.

_ Sí… _ consintió Brago _ Sé que ha crecido, pero sigue siendo demasiado tozuda para mi gusto. Nunca se da por vencida.

El ronquido bajo de Khan pareció una risa mientras rodeaba tranquilamente el cuerpo de Lara y metía la enorme cabeza bajo uno de sus brazos. La obstinación de la muchacha era un halago para él y para la tenacidad que había puesto en hacerla una criatura letal y capaz.

_ Algún día lo verás como algo bueno, te lo aseguro. _ roncó gravemente _ Eso significa que nunca se dará por vencida con la misión que tiene entre las Razas.

La respuesta de Lara fue una inclinación leve de cabeza y Brago comprendió que la conversación había llegado a su fin. En la puerta de la tienda se destacaba una figura alta de cabellos dorados que contrastaba de manera singular con la luz mortecina de la tarde. Su llegada no solo puso término a la plática, sino que descontroló por completo el estado de calma en que la muchacha había intentado mantenerse.

“¿Será que jamás aprenderá a anunciarse?” - se enojó Brago. Pero su incomodidad podía ser más perjudicial que beneficiosa en aquel momento, de modo que se limitó a fruncir el ceño mientras le hacía una señal para que pasara.

_ Lamento la interrupción, _ se disculpó el sorian _ pero es necesario que comencemos la reunión cuanto antes. El oficial que ha venido a ayudarnos no puede quedarse demasiado tiempo.

Lara asintió y sin más protocolo pasó bajo el brazo levantado del hombre, que aún sostenía el pesado rectángulo de tela que fungía como puerta. Solo el Primer Oficial pareció reparar un poco en su ánimo.

_ Si no parecieras su sombra tal vez ella sería menos dura contigo… _ le dijo _ aunque no estoy seguro de que alguna vez logre llegar a ser amable.

_ Estoy consciente de eso, _ y la voz del Comandante se volvió hueca y cansada _ pero mi compromiso es mantenerla con vida y ser su sombra es parte de mi obligación como su Guardián, aunque a ella no le guste. No aspiro a nada más.

Brago pasó junto a él, negando con la comprensión que le daba la experiencia aquella última y evidentemente falsa afirmación de Dominic.

_ Cosa insensata es esa de engañarse uno mismo. Solo espero que seas tan testarudo como ella, es mi única garantía de que la sacarás a salvo de esta misión. _ y sin decir más se encaminó hacia el lugar de la reunión.

La tienda de Moyra no tenía más de cinco metros de diámetro, pero en su interior se habían congregado todas las criaturas que, de una forma o de otra, se hallaban enroladas en la peligrosa empresa de llevar a Evan a la mansión de la noche para que robara un libro de la Memoria Histórica, y de ser posible, sacarlo de aquel lugar en una pieza.

El torrente de voces se acalló en el mismo instante en que Lara entró, seguida por Khan y Silver Moon. Nadie sabía si resultaba terrorífica o indescriptiblemente bella la visión de una chica de dieciocho años con un par de tigres blancos caminando serenos a sus costados, pero en momentos como aquel nadie podía negar que Lara era la Madre. La delicadeza de su figura, unida a la fuerza silenciosa de su carácter y a una seriedad austera y respetuosa que jamás abandonaba, la habían convertido en una criatura oscura y casi inaccesible.

El Comandante y Brago irrumpieron tras ella y Moyra pidió a todos que ocuparan los almohadones dispuestos de forma oval. En uno de los extremos, Lara se acomodó con las piernas cruzadas y la actitud alerta, los tigres roncaron su aprobación y se dejaron caer a su alrededor, Khan delante, cubriendo el lado derecho, y Silver Moon detrás, cortando con su torso el flanco izquierdo. Los Mensajeros seguían poniendo en la seguridad de Lara más atención que cualquiera de sus guardianes.

En el otro extremo del óvalo la atención se concentraba en Garth, cuyo cuerpo macizo y achatado por el enorme abrigo de piel resaltaba por desconocido.

El resto de la audiencia se componía de los Primeros Oficiales stark, Brago y Maureen, y por los escasos sorian que aún se mantenían junto al Comandante: Sam, Lionel, Boogs, Rianna y la pequeña Lía, que jamás habría abandonado a su mentora.

Una bebida oscura, mezcla de jengibre, canela y pétalos de rosa azul circuló de mano en mano para calentar a los asistentes y sellar la alianza que Garth simbolizaba con su sola presencia en territorio stark.

_ Te agradecemos por estar aquí, _ lo saludó Moyra con respeto _ valoramos el riesgo que corres al venir a apoyar nuestra causa. Nuestros mayores deseos de bienestar estarán contigo cuando regreses a la Casa de la Noche.

Garth respondió al saludo con cortesía. No era sólo su voluntad lo que lo había impulsado a acudir ante la Madre para colaborar en la misión, era también la vida de sus superiores y de sus amigos que parecía pender del finísimo hilo de la providencia, puesto que era solo cuestión de tiempo que sus elecciones los enfrentaran en batalla unos contra otros.

Con un  movimiento coordinado y ligero extendió sobre el cuero que cubría el piso de la tienda un largo pliego de papel amarillento, y enseguida se puso a rayar y marcar sobre él, dando indicaciones precisas sobre pasajes y rondas de la guardia. No había demasiado tiempo para detenerse en ceremonias, en especial cuando faltaba tan poco para la misión, y Dominic seguía con la vista cada una de sus explicaciones, haciendo cada cierto tiempo una sugerencia sobre las mejores estrategias de acción.

_ ¿Estás seguro de que esa es la hora más prudente para que entremos? _ preguntó Maureen cuando las aclaraciones parecieron finalizar. _ ¿No será demasiado arriesgado intentar un asalto en pleno día?

_ No, _ aseguró el Comandante _ es la hora oportuna. A las ocho de la mañana las cacerías habrán terminado, los que se hayan alimentado con suficiencia ya estarán descansando y los que no lo hayan hecho no estarán en condiciones de presentar batalla en pleno uso de todas sus capacidades. Además, te aseguro que lo que menos esperan es que tratemos de infiltrarnos en el lugar más defendido de las Razas a plena luz del día.

_ ¿Y por qué sólo irán sorian en esta misión? _ volvió a inquietarse Maureen _ Lo que menos deseo es que lo consideren una falta de respeto, pero no me ofrece mucha confianza que el Comandante no haya incluido a ningún stark, sobre todo cuando la Madre participará.

_ Pues eso es exactamente lo que parece, Maureen: una falta de respeto. _ el tono de Lara no dejaba lugar a dudas, había conseguido enfadarla _ Después del peligro que corre nuestro aliado para ayudarnos, definitivamente es una ofensa tu insinuación… pero la olvidaremos, teniendo en cuenta que tu preocupación por mí se basa en sus antecedentes.

La tienda se sumió en un silencio temeroso. Mantener la paz entre sorian y stark era la tarea más difícil que Lara debía acometer cada día, en especial cuando ella misma no estaba satisfecha con la presencia de los cazadores en el campamento. Pero en medio de circunstancias tan difíciles era necesario que la armonía entre las razas permaneciera por encima de las pequeñas diferencias.

_ Lo siento, señora. _ se disculpó la Primera Oficial _ No fue mi intención…

_ Lo sé, _ la interrumpió la Madre, sonriendo un poco _ no te preocupes. Pero no debes olvidar que los sorian son ahora nuestros aliados y les debemos respeto y consideración por eso. El Comandante no incluyó stark en esta misión porque yo se lo ordené así.

El desconcierto en el rostro de Maureen se hizo extensivo casi al resto de los presentes; no parecía muy acertado que Lara pusiera toda su seguridad en manos de las criaturas que ya una vez la habían abandonado.

_ Pero, señora… _ y esta vez fue Brago quien intervino con el ceño fruncido y una notable inquietud _ ¿Está segura?

_ Por supuesto, Brago. Tú y Maureen deben quedarse protegiendo a Moyra. La razón por la que el Comandante los dejó fuera de la operación es porque en caso de que algo saliera mal, ustedes serían los que mayor peligro correrían.

Lara respiró profundo antes de comenzar a explicar. Tal vez de todos los presentes en la tienda, los tigres y Dominic eran los únicos capaces de entender su razonamiento: los tigres por su experiencia y el Comandante porque tenía suficiente confianza en que se dejaría matar antes de dejarla nuevamente en manos de Ius.

_ Brago, si nos atrapan Craig se encargará de torturar a los sorian por su traición, a Evan por el descaro de volver a su casa, y a mí más que a nadie porque hace un año le prometí matarlo frente al Concejo. ¿Sabes qué nos da todo eso? Tiempo. Tiempo para ser rescatados o para escapar. Un tiempo que ustedes no tendrían porque los stark son asesinados en el acto cuando son atrapados, y esta vez soy yo quien no está dispuesta a perder a ninguno de mis amigos. ¿Está claro?

La respuesta general fue de aceptación y Dominic se quedó sin saber si Lara dejaba su vida en sus manos porque en realidad confiaba en él o porque no veía otro camino.

_ Está decidido entonces. _ sentenció el Comandante _ Dentro de dieciocho horas estaremos frente a las narices de Ius Craig.

_ Y yo los esperaré adentro. Debemos ser sumamente cautelosos o de lo contrario alguien podría percatarse de lo que planeamos; desde hace seis meses Siena no nos quita los ojos de encima y cualquier movimiento en falso puede terminar en catástrofe. _ advirtió Garth.

_ Soy consciente de eso y de que nuestra planeación debe ser cuidadosa. Será cuestión de entrar, hallar lo que necesitamos y salir. Ius ni siquiera tiene que enterarse de que estuvimos en la mansión. Confía en mí.

_ Confío en usted, Comandante, ciegamente, ya lo sabe. Es la razón por la que estoy aquí.

_ Garth, cuando la misión acabe ¿vendrás conmigo? _ inquirió Dominic con la ansiedad propia que solía asaltarlo cada vez que recordaba a sus amigos.

_ No lo sé, Comandante. Si la misión fracasa es posible que deba escapar de la Casa de la Noche, pero si todo sale bien Maxwell no abandonará a Craig. _ murmuró el sorian agachando la cabeza.

_ Comprendo.

El círculo de criaturas se levantó en silencio y fueron abandonando la sala uno por uno, prestos a cumplir las obligaciones y responsabilidades que cada cual tenía en la misión que se llevaría a cabo en pocas horas. Lionel se auto adjudicó la tarea de apertrechar al pequeño grupo con armas silenciosas y Rianna se hizo cargo de sincronizar los horarios y las acciones.

Antes de partir, Garth se plantó delante de Lara con solemnidad y una sensación de profundo desasosiego. Parecía que muchas décadas hubieran pasado desde el día en que la habían visto por primera vez, casi sepultada en una ventisca invernal.

_ Señora, no me engañaría suponiendo que no soy el primero en decirle el serio riesgo que correrá su vida si participa en esta misión. ¿Verdad? _ preguntó.

_ No, no te engañarías, _ sonrió Lara _ pero no puedo pasar los siguientes quinientos años siendo un ícono, un símbolo en nombre del cual mueran otras criaturas. Necesito sumarme a esta contienda para que las Razas sepan que la Madre no se quedará de brazos cruzados.

Garth asintió con la cabeza. A pesar de lo preocupado de su actitud un orgullo raro de comprensión y acierto lo embargaba.

_ Lo sé. Nadie ha esperado menos de usted. Guárdeme, Madre.

_ Que la noche te devuelva a mí a salvo. _ y le dio aquella bendición con la misma esperanza con que la había pronunciado por primera vez.

 

 

La Casa de la Noche

 

 

El sol apenas lograba levantarse en medio de la bruma densa que se cernía sobre los caminos empedrados y los vastos jardines alrededor de la mansión. Seis sorian, Evan y Lara, se acercaron al edificio con pasos suaves y calculados, buscando la ventana de las habitaciones del ala este que Garth debía haber abierto para ellos.

Brago y Maureen no participaban en la misión. Siguiendo estrictas órdenes de Lara se habían quedado para no descuidar, bajo ningún concepto, la protección de Moyra; el campamento estaba demasiado cerca del territorio craig y no se sabía con qué peligrosa sorpresa pudiera salirles Ius.

Armada con sus juguetes preferidos Rianna abría el paso, con los extremos de los látigos debidamente atados para no provocar ningún ruido inoportuno que pudiera delatarlos. Tras ella, Evan, con Lionel y Sam a sus costados haciéndole de escudos vivientes, se movía intentando controlar el pánico natural que le provocaba el recuerdo de la mansión.

Lara los seguía, armada con un par de pistolas de tranquilizantes que Dominic le había preparado para la ocasión. Aunque confiaba en sus muchas habilidades no quería que estuviera desprotegida, o al menos, que llegado el momento no pudiera defenderse a distancia. Boogs guardaba uno de sus flancos y Lía el otro. El Comandante cerraba la compacta formación. Ocupado más que nadie de cualquier cambio en el movimiento de las patrullas de guardia.

No se había equivocado: la mansión permanecía en un silencio sobrecogedor, con los primeros atisbos de la mañana los craig se habían retirado a descansar, creyendo pasado el peligro de algún atacante nocturno. Era el momento propicio para moverse sin ser detectados dentro de la casona aunque la tarea no resultaba sencilla: Evan era demasiado ruidoso.

Las paredes del ala este seguían siendo tan lisas y pulimentadas como Dominic recordaba. No había un solo saliente que les permitiera escalar el muro exterior y la ventana abierta  se vislumbraba ya a más de cinco metros de altura. Rianna saltó sin demasiados miramientos, segura de que sería un amigo quien la esperaría en el interior, y su señal fue sencilla y efectiva para los demás: Garth estaba dentro.

Boogs se encargó de subir al Tercer Descendiente y en menos de un minuto la Casa de la Noche los recibió con el mismo sigilo que esperaban de ella.

_ ¿Todo de acuerdo al plan? _ preguntó Garth una vez que la escolta completa estuvo  dentro.

_ Todo. _ respondió Dominic _ Hemos seguido las indicaciones que nos diste y logramos evitar las trampas, pero cuando nos vayamos debes recolocarlas en su sitio, si las patrullas descubren que hay una brecha en la defensa Craig sabrá que lo han traicionado.

_ Pierda cuidado, Comandante, yo me encargo de eso. Ahora démonos prisa, no es prudente que estén aquí más del tiempo indispensable.

La diminuta escolta se puso en movimiento con pasos casi sincronizados y Lara rio para sus adentros. A cualquier otro le hubiera resultado difícil comprender la innecesaria comunicación verbal que mediaba entre los sorian cuando se metían de aquella forma en su papel de cazadores, pero a ella no. Los había visto actuar juntos, desplazarse, pensar como una sola unidad, y sabía muy bien que ese era precisamente el alfa y el omega de su letalidad. Cada uno de ellos, por separado, era un enemigo poderosísimo, pero cuando se imbricaban en compacta formación, sólo fuerzas tan ancestrales y sabias como las de Moyra podían hacer algo contra ellos.

El primer corredor que atravesaron parecía un desolado cementerio. Habían entrado por la parte menos vigilada, el ala más alejada de las dependencias en las que residía Ius. Lo positivo era que la entrada y la salida eran más seguras por aquel sitio; lo negativo era que debían atravesar toda la mansión para llegar a la alcoba donde se guardaban los libros de la Memoria Histórica, al otro extremo del edificio. Ni Lara ni Evan recordaban aquella parte de la casona, pero el olor a oscuridad, a noche, era indiscutible hasta en el último de los muebles.

_ Olor a luna. _ sentenció la muchacha, hablando en un tono apenas audible que solo Boogs, a quien tenía más cerca, pudo escuchar.

_ ¿Disculpe? _ inquirió el hombretón sin lograr comprender del todo lo que Lara quería decir.

_ Olor a luna, es lo que tiene esta casa de extraño. Olor a noche de poca luna, como si nunca se hiciera de día.

Boogs sonrió un poco.

_ Aquí nunca se hace de día, señora. La luz no es bien acogida por las criaturas de las Razas. Nos enorgullecemos de nuestra oscuridad y en la Casa de la Noche, más que en ningún otro lugar, la luz no es bienvenida.

Lara aceptó la explicación con un gesto imperceptible y continuó andando con pisadas felinas. El sueño era su mejor aliado en aquel momento y no convenía despertar a los cientos de criaturas que estarían en pleno descanso.

El segundo corredor que debían salvar era el que atravesaba de una punta a la otra la edificación. Sin duda tarea peligrosa era que el pequeño destacamento lo recorriera sin más protección o forma de ocultarse que unos cortinajes de oscuro raso que ni siquiera se extendían hasta el suelo. Bastaría con que se abriera una sola puerta de las más de treinta habitaciones para que todo estuviera perdido.

Pero cuando el Comandante se acercó al extremo este del pasillo se encontró con una sorpresa preocupante: otro de los miembros que restaban de su antigua escolta lo estaba esperando. Driak inclinó la cabeza en un leve saludo mientras Garth daba su aprobación.

_ Nosotros iremos primero. _ sugirió _ Las alcobas están calladas, pero nunca está de más prevenir. Si alguien nota el movimiento y sale, bastará con que vea a uno de nosotros para despreocuparse. No olvide que todavía somos leales a Craig.

Y Dominic no dejó de notar el agudo sarcasmo en aquel último murmullo.

Los dos sorian se movieron con actitud despreocupada por el centro de la galería, en tanto el grupo de cazadores que había venido con el Comandante se desplazaba como una sombra fantasmal a escasos centímetros de las paredes.

Ni un susurro salió de ninguno de los labios mientras el espacio entre el riesgo del corredor y la oscuridad del ala oeste se acortaba. Al otro lado se hallaba una amenaza mayor: un redoblado número de craig que patrullaban sin descanso frente a las habitaciones del regente.

Con un ademán leve y sigiloso Kathrina abrió la puerta del último cuarto, el más cercano a la pared oeste, y los hizo pasar. Algo en la alcoba le recordó a Lara la habitación azul en la que había permanecido por casi dos días; pero no era la misma, sólo que aquella aureola de muerte, a la que no lograba acostumbrarse a pesar de todo, parecía dominar en la mansión entera.

_ Comandante. _ la voz de Garth fue urgente esta vez _ Ya es tiempo. No hay forma de eliminar a las patrullas de las dependencias de Ius, de modo que haremos que Ius se vaya a otra parte con ellas. En unos minutos daré la alarma de que se ha burlado la seguridad en la zona Norte y Siena deberá informarlo a Craig al instante. El regente no se quedará tranquilo esperando a que vengan por su cabeza, así que ordenará a sus escoltas que lo saquen de la mansión. Esa será su oportunidad para acceder al cuarto de los libros, pero desde ese momento estarán solos. Nosotros deberemos acudir al supuesto enfrentamiento o de lo contrario levantaríamos sospechas. Comandante, ya sabe cómo salir, intente no demorar demasiado.

Dominic agradeció con un gesto la invaluable ayuda de los cazadores y acto seguido se quedaron solos. En breves momentos cometerían el acto más alocado de sus vidas, si era que no lo estaban cometiendo ya, y no podía evitar que lo asaltaran las dudas sobre si aquella empresa de verdad valía arriesgar la vida de sus amigos y sobre todo, la de Lara.

Pero por menos que le gustara, la respuesta a esas dudas había sido evidente en más de una ocasión. Garth había intentado en vano dar con el volumen, pero todos los esfuerzos por encontrarlo habían sido infructuosos; y los últimos acontecimientos habían dado la razón a las advertencias de Evan, que consideraba necesario para la supervivencia de las Razas recuperar el libro.

Dominic jamás había logrado confiar en el Tercer Descendiente, un poco por lo que le había hecho a Lara y otro poco porque su relación con ella era menos tensa cada día, pero la pequeña Evelett también lo aseguraba. Nadie cercano a la niña, incluida Moyra, sabía de qué manera Evelett había logrado asimilar con tanta facilidad el antiguo lenguaje, y si Moyra lo sabía, se había cuidado muy bien de revelarlo.

Lo cierto era que la hermana de Lara había corroborado las palabras de Evan, cuando la interpretación de uno de los últimos manuscritos en posesión de la regente les reveló que el Libro de las Profecías era vital para el resurgimiento de las Razas, especialmente cuando los últimos movimientos de Craig parecían tornarse cada vez más peligrosos. Desde entonces lo único que se había discutido al respecto era la forma de robárselo a Ius; y ahora estaban allí, llevando a cabo una misión que habría podido considerarse suicida sin la ayuda de Garth y de Driak.

_ Estarán bien. _ lo que menos deseaba Lara era entablar una conversación con Dominic en aquel momento, pero su ceño preocupado la ponía más ansiosa. Lo necesitaba concentrado para que todo saliera según lo planeado, y no pensando en las musarañas como estaba ahora. _ Los entrenaste con acierto. Son inteligentes y sagaces, no temas por ellos, estarán bien.

_ Gracias, señora. _ fue la franca aunque austera respuesta del Comandante. Había aprendido a fuerza de equivocaciones y desplantes a guardar las distancias entre la Madre y él.

_ No tienes nada que agradecer, solo digo la verdad… ¡Y ahora enfócate! No quiero tener que explicarle a Moyra que te mataron por estar en las nubes.

El cazador no respondió. Un ruido sordo de pasos parecía aglomerarse a su izquierda y todos comprendieron que ya Garth debía haber dado la alarma de una violación de la seguridad.

Casi al instante las puertas de numerosas habitaciones comenzaron a abrirse y a cerrarse con brusquedad, mientras los craig o los invitados del regente que dormitaban dentro se levantaban exaltados por la alerta de ataque. En pocos minutos, en el cruce de corredores cercano al cuarto donde Lara y su escolta se ocultaban, resonó una voz conocida que provocó en la muchacha la deliberada extensión de sus caninos.

_ ¿Qué demonios está pasando? _ gritó Ius con la fiereza del oso al que han agredido en plena hibernación, sacándolo de su estado de natural pasividad hasta convertirlo en un animal iracundo.

_ Señor, _ aún entre las murmuraciones y los ruidos el acento de Max era inconfundible _ al parecer alguien intentó o está intentando entrar en la propiedad. Varios sensores de la zona Norte se han disparado a velocidades inusuales uno tras otro, no puede ser sino una criatura o varias criaturas de la noche quienes los han activado.

Ius paseó de un lado a otro con inquietud.

_ ¿Qué acciones has tomado al respecto?

Maxwell pareció vacilar por unos segundos hasta que se decidió a contestar, aún dudoso de que su respuesta fuera la que Craig deseaba.

_ He venido a informarle, señor.

_ ¿A informarme? ¿Sólo a informarme? ¿Y todavía no has hecho nada para aprehender a los intrusos?

Los cincuenta craig que rodeaban al regente, incluyendo a su Primera Oficial, parecieron regodearse en la reprimenda que Ius le dispensaba al nuevo jefe de las Fuerzas de Exterminio por su incapacidad.

_ ¡Moviliza a los escuadrones armados de craig! Llévate seis al norte y deja dos en el resto de los alrededores. Envía a tus mejores rastreadores a seguir la pista desde los sensores que se activaron, quiero saber si se fueron o si han logrado entrar y todavía están aquí. ¡Diablos, que todo tengo que pensarlo yo! _ y en su fuero interno extrañó la inenarrable destreza de Dominic para las emergencias como aquella.

_ Como ordene. _ fue la contestación, sonora y determinada, de Maxwell.

_ Señor ¿dispongo todo para su traslado?

Ius casi se sobresaltó por la pregunta de Siena. Estaba seguro de que lo mejor y más sensato era salir de allí, pero la situación había sido demasiado sorpresiva, incluso para él que había estado esperando un ataque. ¿Por fin se había decidido la Madre a reclamar su vida?

_ ¿Qué estás esperando? ¡Vete! _ la agresividad de su voz hizo temblar a la conmocionada audiencia y fue como un latigazo en el rostro de Maxwell, que aún se mantenía inmóvil en su lugar, al parecer sin saber cómo retirarse.

Apenas el sorian y dos o tres de sus subordinados que lo acompañaban se retiraron para cumplir las órdenes, Ius pareció caer en cuenta de su propia necesidad de inminente protección.

_ No hay nada que preparar, Siena. _ declaró _ Nos podemos marchar ahora mismo.

Y en contados segundos el corredor quedó vacío.

La puerta no produjo un solo sonido mientras Dominic la abría con experimentada cautela. La conversación de Craig con sus soldados en plena galería había sido completamente inesperada e inoportuna puesto que les había robado un tiempo precioso. Sus amigos debían estar afuera, intentando camuflar aquella entrada mientras ellos apenas conseguían salir de su escondrijo.

_ Rápido, no hay mucho tiempo. _ advirtió Rianna y el destacamento se deslizó presuroso en el interior de una de las alcobas principales.

Lara la reconoció al instante: el cuarto azul. Allí había tomado la decisión más crucial de su vida y había errado. Todo se mantenía exactamente igual que hacía un año, la cama con doseles, el cobertor índigo, y sobre la mesa de caoba una caterva de enormes y añejos libros. Se decidió por un grupo de volúmenes mientras Evan se daba a la tarea de revisar otro, aunque su lentitud para leer los títulos le confirmó a Dominic la suerte que tenían por la presencia de Lara.

Mientras tanto Boogs se había apostado junto a la puerta de entrada y tenía sus muchos sentidos puestos hasta en el más mínimo ruido que hiciera el aleteo de un insecto al otro lado de la madera. Lía intentó observar con cuidado a través de los coloreados cristales de la única ventana. El movimiento fuera de la casa se hacía cada vez más atropellado, como si las órdenes que las patrullas recibían fueran contradictorias y a cada momento estuvieran chocando. Era seguro que Garth tenía mucho que ver en eso.

Lara pasaba de un volumen a otro con agilidad, mientras Evan parecía tener que tomarse un tiempo para asegurarse de no cometer un error; sin embargo, fue él quien dio con el libro que habían ido a buscar.

_ ¡Este! ¡Creo que es este! _ se atrevió a susurrar por primera vez desde que habían entrado en la casa _ Volumen XVII. Décima Memoria de las criaturas de la Noche. De las Profecías sobre el nuevo orden.

_ ¿Estás seguro? ¡Evan, mira que sería un estorbo cargar con los diecisiete libros en el escape, y no podemos intentar esta hazaña todas las semanas! _ le advirtió Sam _ ¿Estás seguro de que ese es el libro?

_ Dámelo, por favor. _ dijo Lara con tanta vehemencia que su petición casi parecía una orden.

Evan obedeció al punto y la muchacha recibió el libro, hojeándolo con rapidez, buscando cualquier indicio que le confirmara la autenticidad del volumen. En las últimas páginas su mirada se detuvo con fascinación y sus labios se movieron lentamente mientras comenzaba a leer en voz muy baja.

_ “Octogésima segunda profecía”

”…Y de tal suerte ha de surgir, nacida

bajo la insignia de una antigua casa,

-con la fe de la noche redimida-

una prístina hija de las Razas.

Su voz levantará sobre las sombras

la historia de volúmenes añejos,

y cargará en la letra que la nombra

el alba y el ocaso del Concejo.

Su mirada, cual cielo tormentoso

será hecha de dolor y de mentiras.

Su despertar: violento y azaroso.

Su espíritu: cual llamas de una pira;

no dejándole al alma más reposo

ni placer más profundo que la ira…”

La respiración de Lara pareció detenerse. Había esperado a lo largo de un año, quizás inconscientemente, que alguna fuerza especial negara el hecho de que ella era importante para las Razas; pero allí estaba otra prueba de su responsabilidad para atarla al mundo de la noche.

_ Señora… _ la apuró el Comandante sacándola de su letargo.

_ Es este. _ murmuró ella pasando el volumen de nuevo a Evan, que lo guardó con celo en la minúscula mochila que llevaba a la espalda _ Estoy segura.

Lía sonrió con feliz agitación aunque a juicio de Dominic aún no había mucho que celebrar. La primera parte de la misión había concluido con éxito, el libro estaba en su poder; ahora quedaba por vencer una fase no menos peligrosa: salir con vida de la mansión.

Boogs hizo una pequeña señal para avisar que el corredor seguía despejado. La movilización de craig que se había provocado debía comprarles tiempo suficiente para atravesar de nuevo la casa y escabullirse por la misma ventana por la que habían entrado. Garth debía encargarse de que la zona este de la propiedad estuviera libre para que ellos pasaran; y la tarea no debía ser complicada una vez que Siena hubiera abandonado la mansión con Craig, en su afán de mantenerlo a salvo y lo más lejos posible de cualquier enfrentamiento armado. En ese momento preciso, el auto del regente debía llevarlo ya varios kilómetros rumbo al corazón de la ciudad.

Con la precaución más absoluta los cazadores salieron del cuarto azul y comenzaron a cruzar el extenso corredor del tercer piso, mientras debajo de ellos el disturbio llenaba el aire de pisadas apresuradas y furiosas órdenes. Varios oficiales craig serían castigados por aquella debilidad, y si no daban con el paradero de los posibles intrusos más de uno sería atormentado por Siena con toda la severidad de la que la mujer era capaz.

Dominic aguzó el oído, intentando prevenir cualquier situación que pudiera poner en riesgo su huida, pero la confusión de voces era tan aguda que apenas logró distinguir una palabra de otra.

_ No hagan ni un sonido. _ avisó en un susurro _ La revuelta allá abajo es demasiado grande como para que yo pueda escuchar algo concreto, pero no sería raro que algún guardia hubiera quedado en este piso.

Sus compañeros asintieron y siguieron caminando con estudiada delicadeza, mientras Lara aligeraba tanto su paso que comenzó a quedarse atrás, ensimismada en algún pensamiento que, dada la tensión de las circunstancias, nadie pareció notar. Dos pisos más abajo un acento peculiar, que no debía escucharse en aquel momento, le llamó poderosamente la atención.

_ Señor, estamos listos para irnos.

_ Todavía no. ¿Encontraron algo?

La respuesta debió ser apenas un movimiento de cabeza, porque la interpelada no pronunció palabra.

_ ¡Es incomprensible! Quien haya activado todos esos sensores tuvo que ser visto por alguien, sobre todo por la agilidad con que respondimos… ¡Claro que hubiera sido mucho más rápido si ese estúpido sorian no se hubiera ocupado de informarme en persona de la violación de seguridad!

Lara contuvo el aliento.

Ius era viejo, muy viejo, y a pesar de que solía ser impulsivo no tenía un solo pelo de tonto, a veces de cobarde, pero de tonto no. Aquel ataque parecía demasiado bien estructurado: los sensores disparados, el jefe de la seguridad informándolo, las fuerzas movilizadas, el regente sacado de la casa… y luego, un enemigo invisible al que más de cien soldados craig, en quince minutos de búsqueda, no conseguían localizar.

Si se pensaba con detenimiento, hasta para Lara que era una neófita en cuestiones de estrategia, aquella coreografía se estaba desarrollando demasiado bien. Ius conocía las habilidades de Dominic, debía saber que sólo él tenía la capacidad de poner cada elemento en su justo lugar en la organización de un asalto, y aquel apuntaba al Comandante desde todos los ángulos.

_ ¿Qué pasa señor? ¿Qué está pensando? _ se inquietó Siena.

_ Hay un pequeño detalle que no encaja, no existen enemigos invisibles, Siena, si no los han visto allá afuera es porque no los hay. Mucho menos si un destacamento de cazadores no ha logrado localizarlos.

_ Lo siento señor, pero no comprendo. ¿Está insinuando…?

_ Que solo pueden existir dos motivos para orquestar un ataque como este: para sacarme de la mansión y matarme afuera, lejos de la protección de mi ejército, o para sacarme de la mansión y que los stark pudieran entrar.

_ Pero… ¿cómo? ¿Por qué querrían entrar los stark? Además, no hay nadie en dos kilómetros a la redonda.

Se hizo un silencio sepulcral, un minuto durante el cual Ius pareció reflexionar y Lara congelarse a la espera de la confirmación de sus sospechas. Al regente no le interesaba el por qué estaban ahí, sino el dónde estaban.

_ ¿Y adentro, Siena? ¿Quién revisó el interior de la casa?

La falta de respuesta de la craig pareció ser el polvorín que detonó el espíritu de Ius.

_ ¿Quién revisó la casa, Siena? _ preguntó a gritos.

La mujer se paralizó por un segundo, interiorizando la posibilidad de que su señor estuviera en lo cierto, pero ya el regente daba las órdenes justas.

_ ¡Arriba todos! ¡Suban, de prisa! ¡Registren cada rincón! _ y cerca de cuarenta craig se movieron al unísono tras aquel mandato.

Dominic sintió apenas el murmullo de Lara cuando pareció despertar de su letargo. Estaba a más de quince metros de él.

_ Señora… ¿qué sucede?

Y los ojos de la muchacha, llenos de ansiedad y de certeza fue todo lo que necesitó para comprender que habían sido descubiertos.

_ ¡Corre! _ susurró Lara y Dominic se volvió para repetir la orden con determinación.

_ ¡Corran!

La ventana desde la que podían salir se hallaba ahora a más de cincuenta metros de distancia que restaban del corredor central, más otros veinte metros de una galería lateral que llevaba a la habitación del ala este. Sin hacer caso ya del ruido ni de la atención que pudieran llamar sobre ellos, el pequeño destacamento se abrió camino a la carrera hasta el final del pasillo, con Boogs a la cabeza cargando a Evan para que no se quedara atrás.

Los primeros enemigos los alcanzaron en la parte alta de las escaleras hacia el tercer piso. Lía casi se dio de bruces con los disparos de cuatro craig, pero Rianna ya venía preparada para luchar. Los látigos restallaron con fuerza mientras las cuatro pistolas saltaban por el aire hechas pedazos, sin embargo la sorian no dejó de correr, empujado a su pupila delante de ella.

Lionel y Dominic, que venían detrás, se hicieron cargo de los soldados letal y rápidamente, al tiempo que giraban para dirigirse al cuarto desde el que escaparían. Lara nunca había visto cortar la carne y el hueso con tanta limpieza, y si hubiera tenido tiempo para pensar se habría dicho que le faltaba mucho por conocer sobre los cazadores.

_ ¡Vamos!

El grito del Comandante era innecesario, Lara estaba solo dos pasos detrás de él; pero aquellos dos pasos fueron suficientes. Apenas tuvo tiempo de echarse atrás cuando una bala blanca se hizo pedazos en el marco de la puerta, separándola de Dominic, que ya había logrado entrar en la habitación.

Se amparó detrás de un armario al otro lado del corredor, dirigió la pistola con una precisión de la que no se habría creído capaz bajo semejante amenaza e hizo tres disparos, arrancando la misma cantidad de gritos de dolor de los soldados craig. Pero el número de enemigos que se acercaba era mayor a la cantidad de balas que contenía su arma; aún si las hubiera acertado todas no habría estado ni un paso más alejada del peligro. Los disparos seguían haciendo eco contra las paredes a su alrededor y no se atrevía a salir de su improvisado refugio.

_ ¡Señora!

La voz de Dominic le llegó nerviosa y abrumadora; Lara estaba a dos pasos de la puerta resguardada por aquel mueble que no sobreviviría en una pieza a la próxima ráfaga de proyectiles. Mientras, Rianna, Lía, Boogs y Evan ya se habían lanzado a tierra. A un kilómetro, Sam divisó las solitarias figuras de Garth y Driak que los esperaban para sacarlos.

_ ¡Comandante! _ llamó.

_ ¡Váyanse! ¡Ahora, váyanse! ¡Voy detrás de ustedes! _ les ordenó.

Lionel y Sam saltaron desde la ventana, esperando con impaciencia la llegada del Comandante y de Lara. Pero más de treinta craig avanzaban con peligrosa agilidad, acercándose a la entrada de la habitación si dejar de disparar. Durante un par de segundos la muchacha sintió que le resultaría imposible moverse sin que alguna de aquellas municiones terminara por alcanzarla.

Entonces la formación compacta de craig se disolvió. Tres figuras cayeron sobre ellos como sombras nefastas y en breves instantes más de diez enemigos quedaron esparcidos en el suelo, inutilizados o muertos. Lara no pudo ver los rostros pero los uniformes eran inconfundibles.

_ ¡Salta! _ le gritó a Dominic, entrando por fin en el cuarto _ ¡Salta! ¡Hazlo!

El Comandante se dejó caer desde el alfeizar mientras la veía atravesar la estancia de diez metros con la velocidad del viento de tormenta impulsando sus talones, y se preparó para recibirla abajo. Solo bastaba un salto, un salto limpio y ágil para sacarla de aquel desastre; pero un grito agudo detuvo a Lara cuando tenía ya las manos sobre la ventana.

Se volvió instintivamente y la imagen la paralizó. En la entrada de la alcoba, dos criaturas yacían inconscientes y rodeadas por medio batallón craig. La tercera ya no era más que una sangrienta máscara a la que Siena retenía del cuello con una daga de cártaro, amenazando matarla de un momento a otro.

Lara conocía a la figura maltrecha que acababa de protegerla de sus enemigos y que se había condenado por eso. Miró abajo, al rostro expectante de Dominic, y sus palabras fueron precisas y definitivas.

_ Lo tienen.

El Comandante sabía muy bien lo que aquellas ocho letras significaban y el corazón se le estrujó como si alguien se lo hubiera golpeado contra una roca. Sin embargo y por más que le doliera, debía elegir. Quienes se habían enrolado en aquella misión sabían que la empresa podía demandar no sólo su esfuerzo, sino también su vida.

Ahora la prioridad era Lara. Cuando ella estuviera a salvo él sería libre de poner su propia vida en riesgo y regresar si esa era su voluntad, pero mientras Lara corriera peligro no había nada que pudiera hacer.

_ ¡Salta! _ le ordenó y cualquier protocolo con que la había tratado hasta el momento se perdió en la desesperación de su actitud _ ¡Lara, salta! ¡Ahora!

La indecisión que veía en sus ojos se acercaba cada vez más a una resolución que no podía aceptar y que además temía. Era su responsabilidad, la criatura de la noche al borde de la muerte en aquella estancia era más que un aliado, era un amigo fiel que había aceptado morir por ella, pero sobre todo era un hijo de la noche, un hijo de la Madre, su hijo.

Lara jamás lo dejaría atrás y Dominic lo sabía.

_ ¡Lara, maldita sea! ¡Baja! _ gritó con la furia de la impotencia mientras veía acercarse por su derecha dos patrullas de craig. Si no se iban de prisa ya no serían capaces de escapar, ni siquiera con toda la ayuda que Garth les proporcionaba.

_ Abre los ojos, sorian.

Fue la única respuesta, determinada y serena, con que Lara lo obsequió antes de cerrar deliberadamente la ventana.