No temo que la vida me ponga de rodillas. He dominado todas las posiciones, y de todas me he levantado victoriosa.
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Ninguna persona es imprescindible, pero algunas son inolvidables.
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La vida termina siendo una larga lista de personas que vamos olvidando o recordando en el camino.
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Mi éxito se define por lo que puedo lograr yo, no por la forma en la que puedo hacer fracasar a los demás.
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El espejo es un arma terrible y vengativa que te devolverá exactamente lo que quieras ver.
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Soy ese tipo de princesa delicada que cuando le dicen: «He venido a salvarte», responde: «Hace bastante tiempo que maté al dragón yo solita».
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Me encanta cuando alguien me dice: «No puedes». Demostrarle a la gente que sí puedo es una de mis partes favoritas de la vida.
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No hay mejor herramienta para el control de la ira que el sarcasmo.
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Me gustas con todo y mal genio.
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Hay tantas formas de demostrarle a alguien que lo amas, que las palabras se vuelven obsoletas.
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Los padres se preocupan porque sus hijos hacen demasiado ruido, hasta que descubren las consecuencias de su primer silencio.
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He quedado varada en tantos océanos en calma, que he decidido convertirme en la tormenta.
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De todos los vicios ante los que podría rendirme, me quedo con un café, un libro y un amor.
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Prefiero hacer la guerra contigo que el amor con alguien más.
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Voy a vivir mi vida con esperanza.
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Me gusta la gente con insomnio, esa que es capaz de prender una hoguera cuando la noche acaba.
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Mi imaginación es el país perfecto, un día dejaré todo para irme a vivir ahí.
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Los libros son los chocolates para el alma.
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Morir por alguien es fácil, morir demora solo unos segundos. Vivir por alguien es el verdadero acto de amor.
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La gente se emociona cuando sus pasos se cruzan con los de alguien especial, sin notar que, si se cruzan, es porque van en direcciones diferentes.
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Hay momentos que, lamentablemente, son mejores imaginados que vividos.
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Duermo con los pecados de mi vida debajo de la almohada, son buenos para espantar las pesadillas, porque saben muy bien de lo que soy capaz.
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Mirarme en el espejo me hace feliz, porque a pesar de las heridas viejas, y otras nuevas, todavía puedo reconocer a la mujer que he sido.
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No juzgo a las personas por cómo son conmigo, me juzgo por la persona en la que me convierto cuando estoy con ellas. Y si ese alguien no me gusta, sencillamente prefiero alejarme.
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La gente me mira raro cuando lo digo en público, pero me gusto mucho.
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Cuando dejé de preguntarle a la vida «¿Por qué?», encontré el coraje para devolverle los golpes.
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Hay amores que no se van, amores que llegan como magníficas tormentas, te arrastran, te seducen, y cuando el mar por fin ha quedado en calma, te das cuenta de que debes desterrarlos… desterrarlos no, matarlos, si es que quieres sobrevivir.
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Dios no me manda balsas cuando me siento sola, me da mis propias olas si quiero naufragar.
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No es tan honda una huella para borrar mi rastro, si el amor quiere hallarme, me hallará.
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Cometer un error no significa fracasar, significa que estoy en el camino, y que tarde o temprano, llegaré.
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Después del tercer «Te voy a amar para siempre», me di cuenta de que «para siempre» es una medida de tiempo singularmente
corta.
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Cada minuto que gastas pensando en lo que pudo haber sido, se convierte en un momento que ya nunca será.
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Todas las personas dicen “Te amo” con sinceridad aproximadamente hasta los seis años.
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La piscina favorita del diablo, son las lagunas legales de los contratos.
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Regla #1 para lograr la felicidad:
Ámate a ti misma antes que a todos los demás.
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Conozco esos golpes, áridos y punzantes, que suelen zaherir los corazones. Los he recibido, los he provocado, he aprendido.
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Me dijo: «Me encanta tu sonrisa», y en ese mismo instante cerré la boca y escondí los dientes.
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Yo también tengo parches allá adentro, hilos sueltos y tinta derramada.