Querer olvidar es el primer error. No olvides porque eso limitará tu capacidad para aprender de la experiencia y evitarla la próxima vez.
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En los momentos de mayor vulnerabilidad, se comenten los peores errores… pero eso no significa que no seas absolutamente responsable por ellos.
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La fuerza es más fácil de disimular que la vulnerabilidad.
Por eso tanta gente se confunde creyendo que la vulnerabilidad es la parte que domina tu carácter.
Desmiéntelos.
No le ahorres a nadie tiempo y dinero contigo, si no reclamas tu valor, los demás terminarán olvidándolo también.
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No permitas que te comparen con nadie, ni para lo bueno ni para lo malo, es como ponerle una escala de valor a tu individualidad hasta que desaparezca.
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Alguien que quería alejarse de mí, me dijo como excusa que ya no aportaba nada a mi vida.
Me dio pena decirle que jamás lo había hecho, precisamente por eso mi amistad era sincera.
No puedes negociar con los sentimientos. Si le nace cuidar de ti lo vas a notar, si no, vete de ahí.
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Gente escribiendo furiosamente, apasionadamente una indirecta.
Yo aquí, esperando pacientemente a que terminen porque se me terminó el papel de baño.
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Cuando el agotamiento y el estrés te ganen, y el nudo en la garganta sea tan fuerte que no puedas aguantar las ganas de llorar, y entiendas que lo que te sucede en ese momento es porque él no está ahí para cuidar de ti, también entenderás que no lo necesitas.
Esa gente que te dice: “Fuiste mi amigo mientras te ayudé a crecer”, rara vez reconoce que fue tu amigo mientras no lo superabas.
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La gente sigue insistiendo en que lo más importante para la felicidad es el amor. Pocos entienden que lo realmente importante para ser feliz es tener paz.
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Si él es seco y tú eres amorosa, piensa hasta qué punto puedes tolerar eso. Recuerda que el Sahara jamás se llenó con un vaso de agua, sin importar lo buena que fuera.