Para Elena, ya sabes lo que tienes que hacer: respira fuego...
LO BELLO DE SER EL DRAGÓN
Todos prefieren a la princesa.
A nadie le gusta el dragón.
Los príncipes siempre elegirán a la chica delicada, la que los haga sentirse más protectores, más fuertes, más bravos.
Nadie entiende al dragón.
Nadie entiende la determinación de defender ese castillo de cuanto pendejo caballero se aparezca, porque al final esa conquista debe ser merecida.
Nadie entiende la lealtad de proteger eso que se ama, eso de lo que eres responsable.
Nadie entiende la ferocidad de no dejarse pisotear, el fuego que no debe ser contenido, la crueldad necesaria para seguir adelante, la fuerza para hacer arder el mundo si es lo que hace falta.
Por eso el objetivo siempre será matar al dragón, porque es mejor eliminar la amenaza que permitir que se cumpla.
Por eso nadie elige al dragón, porque no se puede negociar con él, porque no es princesa para sacar un pañuelito y llorar, porque ya ha devorado y escupido la debilidad y no la aceptará nuevamente.
Por eso nadie entiende lo bello de ser el dragón, porque saben que si no eres digno, finalmente terminará escupiéndote a ti también antes de abrir las alas y volar a otro cielo, a otro castillo, con la misma libertad.
Hay quienes esperan en lo alto de la torre. Y hay quienes defienden la torre.
Así que puede que a la gente no le guste, pero después de tantos años de ser una princesa, descubrí que lo que realmente prefiero es ser el dragón.