Dagas disfrazadas

Escrito el 12/03/2025
DAYLIS TORRES SILVA


Hay hilos invisibles que algunos saben mover con precisión. No se ven, pero se sienten, tensándose en el pecho, envolviendo la mente con dudas, moldeando las emociones como si fueran arcilla en manos ajenas. La manipulación emocional no grita, susurra. No golpea, pero hiere. No ata con cadenas visibles, pero encierra en cárceles donde la culpa y el miedo son los carceleros.

Nos enseñan a escuchar, pero no siempre a reconocer cuándo las palabras son dagas disfrazadas de caricias. A veces la manipulación se esconde en la ternura, en el "lo hago por tu bien", en el "sin mí no serías nada". Se disfraza de amor, de preocupación, de lealtad. Se alimenta de la confusión, de la necesidad de ser queridos, del temor a perder lo que creemos necesitar.

Pero el amor no debería pesar, ni la amistad doler, ni la familia ser una deuda. Quien te ama no te obliga, no te reduce, no te hace sentir pequeño para engrandecerse. Quien te ama te deja ser, te respeta sin condiciones, te permite respirar sin miedo a que el aire se convierta en un favor que debas pagar.

Liberarse de la manipulación no es fácil. Es aprender a ver con ojos nuevos, a confiar en la propia intuición, a entender que el amor sin libertad es solo una forma sutil de prisión.

Así que suelta los hilos. Recupera tu voz. Recuerda que nadie que te quiera de verdad te hará dudar de tu propio valor. Porque amar no es controlar, ni retener, ni exigir. Amar es acompañar sin ataduras, sin sombras, sin miedo. Amar es, sobre todo, dejar ser.